Tupper de casa, sin ERTE ni ayudas: la construcción, “al límite”

Son las once de la mañana, hora del bocadillo. La estampa no difiere en exceso de un día normal, sin pandemia mediante, con las bolsas recicladas del súper y el aperitivo envuelto en papel de aluminio. Metro y medio de distancia “como poco” para la cháchara. Cambia la cosa un poco más tarde, para la hora de comer. “No tienen dónde.

«Sabemos que hay que arrimar el hombro, pero estamos al límite, y al 50%»
Javier Carballeda
Gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra
Están cerrados todos los bares y restaurantes”, recuerda el gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra (ACP), Javier Carballeda. Toca tupperware. Porque la construcción continúa trabajando, lejos del marasmo en que se ha convertido buena parte del sistema económico de Galicia. Porque no está entre las actividades prohibidas por la norma que decretó el estado de alarma por el coronavirus pero, denuncia, tam poco se les han ofrecido facilidades ni apoyos para hacerlo con plena seguridad y con la mayor normalidad posible. “No queremos que se nos considere menos que a otros sectores, no estamos amparados por futuras ayudas. Sabemos que hay que arrimar el hombro, pero estamos al límite”, clama.
«En el sector todavía tenemos vivas las heridas de la crisis de 2008»
Diego Vázquez Reino
Presidente de la Federación Gallega de la Construcción

Los trabajadores pueden compartir furgoneta siempre que se garantice la plena seguridad

Las dificultades para las cuadrillas son numerosas. El cierre de los establecimientos de hospedaje ha dejado a los trabajadores desplazados sin opciones de alojamiento. Habitualmente obras de gran calado, tanto públicas como privadas, echan mano de hostales o pensiones para este tipo de operarios. “Es un problema”, constata el presidente de la ederación Gallega de la Construcción (FGC), Diego Vázquez Reino. “Estamos intentando utilizar viviendas en alquiler”, si bien asegura que hay promociones al sur para las que sí se está permitiendo el cruce de la frontera. “Pero hay obras que directamente están parando, aquellas que dependen más de cuadrillas de fuera”. Carballeda considera que la construcción se encuentra en un “limbo jurídico” porque, si bien puede continuar, no aparece tipificada como actividad estratégica. “Se habla de dar continuidad a la industria, y nosotros somos parte de esa industria. Queremos salvaguardar nuestras empresas”, apostilla Vázquez Reino.

El diálogo con la Xunta, exponen, ha sido fundamental para despejar dudas y facilitar en parte su trabajo. Principalmente en lo relativo a los desplazamientos, ya de inicio habían quedado prohibidos con más de un ocupante por vehículo. “No podemos tener treinta furgonetas para otros tantos trabajadores”. De ahí la resolución emitida el pasado domingo por Vicepresidencia con las directrices del Centro de Coordinación Operativa (Cecop), constituido en Galicia durante el estado de emergencia sanitaria por el coronavirus. Se validó entonces que los vehículos puedan contar con más de un ocupante en aquellos desplazamientos por motivos de trabajo de los sectores que pueden mantener su actividad, pero “siempre que se garantice la seguridad laboral” de las personas. “Fue muy positivo porque tenía además el consenso del sector. Nosotros desde el primer momento ya habíamos adoptado la decisión de utilizar los vehículos a un tercio de su capacidad, lo fundamental –incide el presidente de la FGC– es la seguridad de nuestros trabajadores”.

Según Vázquez Reino, quien lamenta que la construcción todavía padezca los estigmas de la burbuja inmobiliaria, hay empresas a las que se les están denegando los ERTE por fuerza mayor. “Puede ser que suspendan una obra porque haya un caso de coronavirus en el entorno familiar de un operario, que tengamos falta de suministro o que directamente se paralicen proyectos, como han hecho Aena o Costas. No estamos pidiendo nada más que se nos reconozca nuestro peso en la economía”. A nivel de aportación al Producto Interior Bruto (PIB), el sector vivió tiempos mejores, pero cerró el pasado ejercicio con una ratio superior al 7%. Como ilustra Carballeda, “no es solo el empleo que creamos directamente –más de 76.000 afiliados en Galicia a cierre de febrero–, sino todo lo que generamos a nuestro alrededor. Nuestra cadena de auxiliares es muy grande”. “Somos disciplinados, no podemos parar obras motu proprio, pero queremos mantener nuestro empleo y el de las subcontratas”. Y poder abrigarse, llegado el caso, al abanico de medidas extraordinarias desplegado por el Gobierno central.

@FarodeVigo