Las recomendaciones de guardar distancias entre trabajadores obligan a reformular los planes de trabajo, sobre todo en espacios interiores ►La rotura de stock, la ausencia de medidas de protección y los Erte también golpean al sector de la construcción que, aun así, confía en alcanzar pronto una normalidad adaptada a las nuevas circunstancias.
Las más de 800 empresas de la construcción con sede en el concello capitalino tienen desde el lunes luz verde para volver a ponerse manos a la obra. El Gobierno central ha autorizado su regreso a la actividad, junto al resto de sectores no esenciales que no han sido prohibidos en el estado de alarma, como la industria o determinados servicios a terceros que se pueden prestar de forma telemática.
Eso sí, ha sido una vuelta al tajo para una minoría, porque al coincidir con uno de los festivos del convenio sectorial muchas empresas retrasaron el regreso hasta este martes y porque la Covid-19 plantea una nueva realidad a la que hay que adaptarse. El Gobierno ha puesto condiciones a la reactivación empresarial y en el caso particular de la construcción ha decretado excepciones hasta el último minuto. La última el domingo a la tarde, cuando dio a conocer la prohibición de ejecutar obras en edificios en los que hay residentes que se pueden ver expuestos al contagio.
Entre las obras privadas que fueron reanudadas se encuentran las promociones residenciales que está levantando Metrovacesa en los antiguos solares de Tafisa o las que promueve Kuha Soluciones Residenciales en A Parda, frente a la escuela infantil. La jefa de obra de esta última promoción, Eva Fraga, explica que la plantilla de obreros sigue a pies juntillas las buenas prácticas recomendadas por el Ministerio de Sanidad. Los empleados han empezado a trabajar «respetando las distancias de seguridad» (se aconsejan dos metros), con la baza a su favor de que el proyecto se encuentra en la fase de levantar la estructura, en la que es más fácil operar con distanciamiento. Además, se han introducido cambios en las zonas comunes, de modo que ahora los trabajadores «se turnan en las zonas de vestuario y baños y comen separados unos de otros». Hay quien se va a casa y quien come su táper o bocadillo con más intimidad que nunca. Eva se ha aislado en la caseta y el encargado de la obra también se ha habilitado su propio espacio. Ambos atienden las consultas «por ventanilla».
La empresa ha hecho acopio de «guantes, gel desinfectante, mascarillas y productos para desinfectar los lugares en los que estamos todos los días». Y al contrario que otras firmas del sector que se han visto afectadas por la rotura de stocks, puede seguir funcionando con bastante normalidad al lograr hormigonar antes del parón y conseguir material para seguir levantando el esqueleto del edificio. «La parada ha retrasado algunos presupuestos y documentación, pero a nivel de obra no nos ha afectado mucho. Podemos seguir trabajando», afirma Fraga.
El promotor, Daniel Casais, cree que el frenazo motivado por el coronavirus puede retrasar «un mes» la entrega de las 37 viviendas en construcción, prevista para primavera de 2021. Y aunque también asevera que de momento la obra puede seguir a buen ritmo, advierte de que el gremio se puede topar con algunos palos en las ruedas, sobre todo a nivel de subcontratas y proveedores. «Esto no es como una fábrica, que la puedes encender de la noche a la mañana. Cada empresa tiene sus circunstancias y dentro de la construcción se ha paralizado un proceso logístico de compra. Hay fabricas que han dejado de producir elementos que se van a usar en obra y los stocks han bajado, por lo que todo ha de ser regularizado antes de volver a la actividad que había antes del parón», advierte Casais, cuya promoción cuenta con once viviendas a la venta.
REFORMULACIÓN. El gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra, Javier Carballeda, confía en una pronta recuperación del sector, pero que cree que por lo de pronto toca volver a una normalidad «entre comillas». Según indica, algunas empresas han aprobado un Erte para parte de la plantilla y todas ellas, sin excepciones, deben reformular su planing de obras y las fechas de entrega. «Las medidas decretadas por el Ministerio de Sanidad van a implicar una forma de trabajar distinta. Solo el hecho de guardar la distancia de seguridad entre trabajadores significa que la productividad y el nivel de producción no serán los mismos, porque donde antes podías tener a diez operarios ahora tendrás seis o siete. Además, habrá obras que deberán ser aisladas de las personas que puedan estar en el entorno».
A esto se unen otros cambios, como la extensión de la jornada continua «por falta de alojamiento y de sitios donde poder comer», y la compra masiva de equipos de protección, que cada empresa intenta resolver «como puede». «Hay empresas que carecen de este tipo de material, pero confío en que se resuelva esta semana. En algunos polígonos se han empezado a repartir mascarillas y parece que en las farmacias se va a recuperar el suministro», señala Carballeda, quien augura que la reincorporación de las empresas de construcción va a ser «bastante generalizada», pero lejos de llegar el ritmo anterior «porque las circunstancias son más complicadas».
NUEVOS HÉROES. El empresario y vicepresidente de la Cámara de Comercio, Eduardo Barros, considera «imprescindible volver a la actividad económica lo antes posible, pero incide en que esto no debe comprometer «la salud de nuestros trabajadores, clientes y proveedores».
Con el objeto de cumplir la normativa de prevención, Barro considera clave «identificar a los trabajadores que actualmente puedan tener el virus» y, dado que ahora mismo no es posible testar a los portadores sin síntomas, también pide que las empresas puedan acceder a los EPI preceptivos, «tarea muy complicada actualmente, dada la escasez de los mismos a la que se suma la subida de precio». «Pese a todos los inconvenientes que nos suponen todas las medidas preventivas, son prioritarias. Las empresas que se reincorporan al sector productivo son nuestros rompehielos. Si lo hacemos bien y somos capaces de no incrementar los contagios con estas actividades, estaremos acreditados para demostrar la profesionalidad del sector empresarial y poder reincorporar nuevos sectores al trabajo tan deseado por todos. De ser así la industria y la construcción serán los nuevos «héroes de la economía».
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