Vigo mira con preocupación al conflicto bélico de Ucrania. Ya no sólo en el plano humanitario, en el que la vecinanza se está volcando con las víctimas de los ataques rusos; sino en el económico. Y no es para menos, pues Ucrania es el principal importador de dos productos clave para dos sectores esenciales en la ciudad: aluminio y aceite de girasol.
El primero es fundamental para la construcción. Sin este material, es inviable hacer cualquier tipo de edificación. Además, no hay alternativas posibles. Así lo confirma el gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra (ACP), Javier Carballeda, que añade que, aparte del aluminio ucraniano, también se depende en gran parte de la madera rusa. “En esta economía de escala, todo está conectado”, indica. “La falta de suministros que hubo hace poco y que parecía que se había solventado puede volver a ser un problema”.
Carballeda confirma que la afectación a lo largo del sector será irregular: “Algunos hicieron acopio de materiales mientras que en otras obras pueden surgir problemas. La situación ahora mismo es de incertidumbre y muy poca certeza por lo que pueda pasar».
El representante del sector de la construcción vaticina que, en el medio y largo plazo “se va a ralentizar el suministro de materiales y se disparará el coste de los mismos, así como de la energía”, aunque puntualiza que “la tragedia humanitaria es lo principal en estos momentos, pero las consecuencias económicas también serán importantes. Europa es muy dependiente de estos minerales y de la energía”.
ESCASEZ DE ACEITE DE GIRASOL
La industria conservera también observa este conflicto bélico con especial preocupación. El 60% del aceite de girasol –principal líquido de cobertura con el que se preparan las conservas– se importa de Ucrania. “Si los barcos siguen sin salir de Odesa –principal puerto ucraniano, ahora sitiado por el ejército ruso– en unas tres o cuatro semanas habrá una escasez importante de este producto”, augura Juan Manuel Vieites, secretario general de Anfaco.
Ahora mismo, la prioridad es buscar alternativas. Sin embargo, uno de los principales productores de este aceite fuera de Europa, Argentina, usa productos fitosanitarios para tratar los girasoles que no están aprobados por la normativa comunitaria, otro obstáculo para el sector.
“Si se estira mucho el conflicto en el tiempo acabaremos teniendo un problema de logística y de exportación”, indica Vieites, pues la industria tendrá cerca de 300 toneladas de producto destinadas a estas latitudes bloqueadas en sus almacenes “y ninguna compañía asegura un viaje de estas características a un lugar en pleno conflicto bélico”.
Por otra parte, el stock de conservas está asegurado al menos durante unos meses, pero algunas cadenas de venta al por mayor ya han empezado a restringir la venta de aceite de girasol en la ciudad en vista de la escasez prevista para dentro de unas semanas.
La gasolina roza el 1,80 en varias estaciones de la ciudad
La escalada de los precios de la gasolina se sigue notando con fuerza en Vigo. Ayer, varias estaciones de servicio de la ciudad llegaron a marcar los 1,779 euros/litro. Se trata de otra de las consecuencias del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que ha hecho que el barril de Brent vuelva a precios de la crisis de principios de la década pasada.
En cuanto al gasoil, sigue la escalada marcada por la gasolina pero con un abanico de precios más diverso. Ayer se movió entre los 1,495 y 1,749 euros/litro. Llenar el depósito cada vez es más caro, y sin perspectiva de parar en el futuro inmediato.
La UVigo ofrece apoyo psicopedagógico a sus cuatro estudiantes ucranianos
“Desde la Universidad de Vigo permanecemos atentos al desarrollo de los acontecimientos y estamos a disposición de Cruz Roja y de los diferentes ministerios para cualquier cuestión que sea necesario impulsar, lo que incluiría el apoyo a personas refugiadas”. En estos términos describe Maribel Doval, vicerrectora de Responsabilidad Social, Internacionalización y Cooperación, la posición de la Universidad de Vigo ante la guerra de Ucrania, iniciada hace nueve días.
Cuatro estudiantes de este país cursan en este momento algún programa de grado, máster o doctorado en la UVigo y la universidad está haciendo un seguimiento a este alumnado, al que también se le ofreció apoyo psicopedagógico y la posibilidad de llamar a sus familias desde teléfonos de la institución Asimismo, Doval avanza la disposición de la Universidad, si fuese preciso, a prolongar las estancias de estos estudiantes ucranianos en la UVigo dentro de las normas del programa Erasmus+.
Por la contra, la UVigo no tiene en estos momentos estudiantes, PDI o PAS ni en Ucrania ni en Rusia, país de procedencia de 15 alumnos llegados este curso a través de programas de movilidad y como estudiantes propios en programas de grado, máster y doctorado. “Al alumnado ruso que tenemos en la UVigo también le estamos haciendo seguimiento y se nos pidió que las situaciones que surjan con estas personas se deriven a la Embajada de Rusia en España, que debería darles respuesta”, explica la vicerrectora, que se muestra profundamente consternada por las consecuencias que la guerra tiene en la población ucraniana y especialmente en su sistema educativo.
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